Empecé ésta aventura en 1990 con dos pinzas, limas, un martillo, arco de sierra y un soplete. Con el tiempo fui adquiriendo herramientas de última generación que me permitieron mantener mi taller siempre actualizado y poder trabajar con precisión.
Mi inspiración proviene de la magia que ejercen sobre mi las piedras preciosas y semipreciosas, pensando en el lugar de donde provienen y el camino que recorrieron hasta llegar a mi. Asi como el camino que van a seguir recorriendo luego de pasar por mis manos y recibir un marco adecuado para su inconmensurable belleza. Trabajo cada pieza en mi taller utilizando diversas técnicas, como la modelación en cera seguida de fundición en metal, o directamente en metal. Uso solo metales nobles, como plata 925, oro 18k, o platino puro, lo que garantiza la calidad y durabilidad de cada joya. En el proceso de creación de cada joya, me gusta pensar en que alguien va a usar y valorar esa pieza, dándole prolongación al cariño que puse en su fabricación. Atesoro la idea de que mis joyas sean parte de su historia.